Debemos de reconocer y valorar las diferentes estrategias que debe emplear un profesor(a) para presentar un nuevo tema a sus alumnos, siempre está el quien busca que los aprendizajes se relacionen con experiencias de la vida diaria , para que de esta manera sea más fácil que sus pupilos puedan interiorizar y aplicar, según sea la exigencia u objetivo del mismo ( sumar la cuenta del mercado, identificar las partes de una célula en un huevo o identificar el sujeto del que se habla en una oración de un comercial de televisión…). Durante las clases diarias en un aula es casi automático identificar los diferentes rostros que ellos expresan después del nuevo tema expuesto: asombro, sorpresa, felicidad por su fácil resolución…, pero el rostro que muestra conformidad, fastidio o indiferencia es siempre de los mismos alumnos, que dicen: ¡Yo no puedo con las matemáticas!, ¡La gramática no va conmigo! o ¡La ciencia es brutal, profe!... Y lo más preocupante es que no solo son ellos los que dicen esto, sino sus padres que algunas veces reafirman estos comentarios negativos sin explorar junto con ellos diferentes estrategias que logren primero pequeños, luego medianos y al final grandes objetivos, luchar contra aquello que se nos hace difícil y comentar sin el más mínimo respeto por la autoestima y amor a sus hijos: ¡Ya déjalo, que venga tu papá y lo resuelva!, ¡Está muy difícil ese tema!, ¡ Deja esta área; ya en el ciclo de verano lo apruebas!
¡Basta!. No es posible que en estos tiempos cuando las personas debemos tener diferentes habilidades para poder ser exitosas, en donde los empleos requieren de personas proactivas que siempre busquen soluciones, no es aceptable quedarnos en el ¡Yo no puedo!, palabras que deben estar eliminadas de nuestro vocabulario por amor propio.
Los padres tienen una gran labor con sus hijos que es la de enseñarles a luchar siempre frente a las dificultades, promover el desarrollo de nuevas habilidades, acompañarlos en intentar cuantas veces sea necesario para lograr sus metas, pero la más importante es la de no rendirse frente a los problemas, buscar apoyo si es necesario, ya sea en el campo sicológico, pedagógico, del aprendizaje u otros; para que ellos sean capaces de vencer los obstáculos que se les presentan de acuerdo a su edad, no es exitoso aquel niño que todo lo puede con ayuda y sin el menor esfuerzo, sino aquel que lucha día a día por mejorar y lograr de a pocos aquel objetivo que parecía imposible. Preparemos a nuestros hijos que son el futuro de este mundo cada vez más exigente para una vida de lucha constante en busca del éxito. ¡SÍ SE PUEDE!
Lic. Nathali Falcòn Vera